Artículo publicado en La Voz del Guadalentin por Juan E. Palmis
El pastorcillo (el alcalde, escrito con minúscula, la mayúscula sobra) ; su manadita (los concejales, anodinos, paniaguados, migajeros); los de su partido (esperando por si cae la breva); el pueblo: sin pesente ni futuro mientras estén sentados, adormecidos, asemejando a pedigueños, los mandamasillos munícipes que sólo despiertan para hacerle a Mazarrón; generando chabolismo como no se había visto en muchos años, y gentes ya, nacionales y foráneas, escarbando en los contenedores de basura. Todo dentro de un silencio popular de corderos que llevan al que, cada vez estoy mas convencido de ello, está creído que, como todos los chamanes de algunas tribus incultas, está especialmente elegido por los dioses para ser dueño y señor único, y a perpetuarse en el poder y en mando mangoneado. Lo que ha manifestado el mandamasillo local mayor sobre el carnaval, sus exigencias, sus prohibiciones, ni en plena dictadura franquista se dio en aquello sitios o lugares donde quedó humor y ganas para el chascarrillo y el disfraz. Y tales prohibiciones no son más que fruto de la paranoia de un personajillo que desde hace algún tiempo (muy largo para lo que es el bien económico del pueblo y convivencia más solidaria) se mira al espejo y se ve como señor de horca y cuchillo; como un verdadero dueño de conducatas y haciendas, al que, más bien muchos que pocos, paradójicamente le tienen miedo por sus vendettas de baja estofa.
Para los que no está al corriente, al día, de la realidad económica de las invesiones locales, es decir, de aquellas obras que han salido hechas con perras municipales después de ser el pueblo que más impuestos paga probablemente de toda España, quitados los gastos en personal y palmeros, langostinos, viajes, corbatas, trajes de flamenco y flamenca,, no se supera los quince millones de inversión de las pesetas de antes, lo que han gastado en ¿mejorar? el pueblo nuestros amados mandamasillos. Todo lo demás, todas y cada una de las obras que hemos visto y veremos, las ha pagado el conocido como PlanE del Gobierno central: dinero enviado desde Madrid al ayuntamiento para mitigar un poco el tremendo problema del paro. Pero el dicho dinero enviado para tal fin, ha sido "tamizado, mal utilizado y chupeteado"por el equipo "habitual" que, para su suerte y despiste vecinal, encima de que no se han gastado un duro por fuera de sus francachelas, el dinero del Gobierno central - al que lo han "chupeteado" todo lo que han podido y un poquico más - los va a dejar como héroes de la inversión local, cuando no han puesto de su obligación y arcas ni un sólo euro para ello.
La estrategia política - sólo para los incautos, pero que les dará resultado electoral en un pueblo egoísta como el nuestro - inaugurar las obras del citado PlanE, una tras otra, en una catarata, meses antes de las elecciones, con lla esperanza de que los despistados del pueblo puedan llegar a pensar lo mucho que ha hecho por ellos el alcalde y sus mas que mudos concejales. Y que nadie se pare a pensar lo mucho que con diez millones de euros (seis del PlanE ya caducado, y cuatro millones más del segundo plan que está por venir) hay dinero más que suficiente (porque es dinero para invertir por fuera de las inversiones normales presupuestarias de la Comunidad, de Murcia, y del propio ayuntamiento), se podía haber mitigadoalgo el paro, basamentar algún polígono industrial municipal donde tuviese cabida alguna industria, tal y como ha ocurrido en otros pueblos gobernados por la derecha o por la izquierda. Pero en este, en el nuestro, todas las obras, todo el dinero y la mano de obra ha ido a parar a empresas de fuera de Mazarrón, excepto una obra, la de menos presupuesto - no llegó a los doscientos cincuenta mil euros - que fue para una empresa mazarronera , contra seis millones de euros que había para obras, que se fueron para empresaas de fuera, contraviniendo todo el propósito y fundamento del PlanE.
Las siete obras restantes del PlanE que fueron a parar a manos "amigas" de fuera del municipio, el mecanismo de adjudicación que se utilizó para que hubiera "chupeteo", es tan viejo como la picaresca española. Y la consistente en contrataciones de obras por invitación ( se llama a tres empresas, que están conchabadas estre sí, o incluso tienen relaciones camufladas de dependencia económica entre ellas, y cumpliendo, en apariencia, con la legalidad, se le da la obra al amigo que "sopla po bajo cuerda"). Todo sucio, deteriorado, oliendo a podredumbre como jamás había olido Mazarrón, pueblo que sólo salta a los medios de comunicación por extravagancias y cacicadas de alguien que, para mayot inri, no es ni cacique; sino un correveidile de mano servil, completamente engreído en su creencia de que es algo y alguien. Porque lo de alcalde de los mazarroneros hace ya tiempo que dejó de serlo.
Salud y felicidad.
