LA VERDADERA CARA DEL PARTIDO POPULAR

LA VERDADERA CARA DEL PARTIDO POPULAR

Que a nadie sorprenda lo que está pasando en el Ayuntamiento de Mazarrón, ni la forma que tiene el PP de administrar los intereses de los ciudadanos del municipio. Este partido, que se presenta ante los ciudadanos con piel de cordero cada vez que hay unas elecciones, ahora en las Europeas también, da su verdadera talla y saca las garras de lobo inmisericorde en el momento en que alcanza el poder.El Partido Popular de Mazarrón, y el equipo de gobierno, dirigidos ambos por el “impopular” Francisco Blaya, tienen dos carencias básicas a cuál de ellas más deplorable. Por una parte, una incapacidad supina para gobernar acertada y honestamente el pueblo, y por la otra un déficit democrático exagerado que pone de relieve el principio totalitario que aplican a sus decisiones y actuaciones tanto el Alcalde Blaya, como sus concejales.Francisco Blaya, no es una espécimen rara en el PP. Blaya, está hecho a imagen y semejanza del partido que le da cobijo. Blaya, es como el PP y el PP es como Blaya. Por poner un ejemplo, basta recordar la trayectoria del patético José María Aznar, para observar el repugnante paralelismo político que existe en la conducta de ambos.Primera legislatura sin mayoría absoluta por lo que ambos mantienen un comportamiento discreto a la espera de su oportunidad, que les llega a cada uno de ellos cuando se hacen con mayorías absolutas y empiezan en España y en Mazarrón los gobiernos absolutistas.En estas segundas legislaturas con mayoría absoluta se produce la prueba inequívoca de los verdaderos y oscuros objetivos del Partido Popular y de sus dirigentes. Con sus conductas y decisiones escenifican la más profunda realidad de su propia naturaleza: El Partido Popular, ”digno heredero” de toda la escoria política de la dictadura franquista tiene que hacer honor a sus principios y gobernar las instituciones democráticas como si siguieran siendo autocráticas.En Aznar, se manifiestan los peores instintos del ser humano y una peligrosa tara democrática que alcanza “su momento más glorioso” cuando preso de su esclavitud ideológica y de unos intereses inconfesables se pone a las órdenes de Bush y manda a España a una guerra criminal e ilegal en Irak, en contra de la opinión de la inmensa mayoría del pueblo español.En Francisco Blaya, la mayoría absoluta que consigue en las últimas elecciones, certifica el desastre para Mazarrón, a mayor gloria de él que actúa y manda, (Blaya no gobierna, Blaya manda), como un auténtico Cesar, que, metafóricamente, puede ordenar pegar fuego a su pueblo porque su pobre y enfermiza mente disfruta con el mal y el sufrimiento de los ciudadanos.Decisiones como el traslado de la Plaza de Abastos, las brutales subidas del IBI y de la tasa por recogida de basura, la sospechosa venta de patrimonio municipal, el enchufismo para colocar en el Ayuntamiento a militantes del PP, el amiguismo en la adjudicación de obras municipales, la actitud coactiva y persecutoria de la Policía Local contra los que quieren ejercer su derecho a protestar y manifestarse, la actitud soberbia y dictatorial de Francisco Blaya, las amenazas, los “toques” y las represalias a los “disidentes”, y otra mar de asuntos, evidencian que el sentido de la ética y el comportamiento decente y democrático no forman parte del manual de gobierno del PP, ni en Mazarrón ni en ningún otro lugar de España. Y para muestra un botón, o mejor dicho unos trajes completos: los que le regalan a Francisco Camps, sus amigos a los que después les adjudica obras públicas de la Comunidad valenciana. Estos son los que les piden votos a los ciudadanos para representarnos en Europa. ¡¡Ni el PP, podría llegar a más ni España ni Europa a menos¡¡¡